Ivan Polanco
Estudiante de Doctorado en Estudios de Desarrollo Global. UABC
En México se han realizado en los últimos años una serie de cambios institucionales y cambios profundos en el sector agroalimentario. La más profunda se realizó hace veinte años con la incorporación de un capítulo agrícola en los textos negociados en el Tratado de Libre Comercio de América del Norte, lo cual resultó innovador (no por la oposición que surgió en ese momento), sino por ser el primer acuerdo comercial que incorporaba los productos agrícolas en los procesos de liberalización comercial.
Dicho proceso de liberalización se vio acompañado de una serie de cambios profundos en las instituciones existentes en el Estado Mexicano. Instituciones que cambiaron para responder a las premisas establecidas en los sistemas capitalistas provocando modificaciones en México para lograr:
1) La certidumbre en la tenencia de la tierra (Propiedad Privada), y, por consiguiente la certidumbre en las Inversiones Extranjeras.
2) Los derechos de propiedad en las innovaciones que se realizan en el sector.
3) La regularización en el consumo del agua.
4) La disminución y eliminación de los subsidios internos
distorsionantes.
5) Entre otros.
Quizá en esta etapa quedó pendiente la eliminación de la corrupción en las actividades cotidianas y en la apertura de nuevos negocios en el sector, pero este proceso es bien sabido que va más allá del sector agroalimentario.
Pero a treinta años y con los resultados a la vista, sigue quedando pendiente la gran reforma institucional, la gran reforma presupuestal, la gran reforma programática. En conclusión sigue estando vigente el establecimiento de las bases para impulsar el crecimiento en el sector agroalimentario y sobre todo lograr el bienestar de la población que en el habita.
Este tema de nueva cuenta se ha puesto sobre la mesa, por el Gobierno Federal y por diversas organizaciones campesinas, pero este tema antes de empezar a ser concluido debe tomar en consideración:
a) Que seguimos siendo una país preponderantemente de pequeños y medianos productores.
b) Seguimos dependiendo de la importación de alimentos.
c) Se debe de impulsar el empleo rural y no rural.
d) Se debe impulsar la creación de bienes comunes o públicos.
e) Se debe de impulsar la inversión en el sector agroalimentario a tasas bajas y con financiamientos ejercidos en tiempo.
f) Se debe de impulsar un sector agroalimentario donde convivan la pequeña y la gran agricultura nacional.
g) Se debe de impulsar el ejercicio presupuestal enfocado a impulsar la producción interna y para el mercado nacional.
Hay muchas ideas y muchas formas de entrarle a esta gran Reforma Rural, dependerá de los tomadores de decisiones incluir a todos los actores y re-impulsar un sector que tiene demasiado potencial y demasiado olvido.
Se realizan los cambios necesarios ahora y se aprovechan las potencialidades respetando el medio ambiente o se dejan pasar otros 20 años esperando que alguien logre la tan esperada reforma para el sector.
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