Ivan Polanco
Estudiante del Doctorado en Estudios del Desarrollo Global
FEYRI-UABC
Cuando uno se queja del centralismo del Gobierno Federal y la imposición de políticas dictadas desde la Ciudad de México, pierde de vista el centralismo y las políticas sin consenso que se establecen en los Estados y que se reproduce a similitud de lo que pasa a nivel Federal.
Al escuchar el proyecto que han establecido CONAGUA, el Consejo Coordinador Empresarial (CEE) y el Gobierno de Estado de Baja California, donde se busca entre otras cosas obras para el Acueducto Tanamá-Tecate a la Presa de Guadalupe, Presa derivadora Guadalupe, Planta Potabilizadora y el reúso de aguas tratadas, la única visión que se está tomando en cuenta es la de los grandes productores de vino y se toman decisiones donde el Gobierno de Estado da soluciones a corto plazo y sin tomar en consideración los impactos. Los impactos económicos, ambientales y sociales que podrían tenerse por recolectar aguas tratadas, o los potenciales efectos negativos que se pudieran establecer al tener viñedos regados con aguas tratadas, vinos con presencia de bacterias, regiones turísticas con persistentes olores poco agradables al turismo y demás cuestiones que acompañarían a la población rural de esta región.
Las soluciones a corto plazo y de alto impacto siempre vienen acompañadas de resultados negativos de largo plazo. O se han preguntado ¿Cuánto duraría un embargo a la venta de vinos por bacterias contaminantes?; ¿Se podría quitar la imagen de una zona poco agradable al turismo?; ¿Se podría seguir desarrollando la zona de Valle de Guadalupe cultural y turísticamente, cómo se ha hecho hasta ahora?; ¿Se seguirían generando empleos en la zona si hay impactos negativos?, y ¿le han preguntado a la gente que habita en estas regiones que opina al respecto?
El gobierno Federal, Estatal, Municipal, las Cámaras Empresariales y los productores de vinos deberían de tomar en consideración no solo las limitantes ambientales y ecológicas para seguir desarrollando la zona en mención, sino soluciones de captación de agua que ayuden a fortalecer la presencia de la zona como una zona que respeta el medio ambiente, genera un turismo de baja escala que se disfruta mejor, y que establece zonas para el desarrollo y recreación de la gente que habita en la región y que la visita.
La captación de agua de lluvia, la generación de procesos para la conservación de la humedad ambiental, la regeneración de los suelos para la incorporación de materia orgánica, el impulso en la generación de electricidad por celdas solares y energía eólica, el impulso de la producción de traspatio de forma sustentable (utilizando fertilizantes orgánicos) para el mercado local y regional, y muchas otras salidas, que hasta el momento no se han mencionado ni han sido tomados en cuenta y que cuentan con un gran potencial para seguir desarrollando el Valle de Guadalupe con un visión y planes de largo plazo, pero sobe todo, amigable con el medio ambiente como una salida ante salidas rápidas. Hay más que perder con salidas cortoplacistas y mucho que ganar con visiones que hagan la diferencia en el Valle de Guadalupe.
Pero todo lo anterior, pasa por procesos de consulta, planeación y cumplimiento, y de eso, se carece en este país, en los Estados y en los Municipios, donde la autoridad que llega modifica los planes, modifica las instituciones y modifica los puestos. Donde el fortalecimiento de las instituciones llega más en la lógica de ser la mejor autoridad o allegarse de votos partidistas, que de establecer criterios de largo plazo para desarrollar la zona de la mejor manera. El pensar más en el bien común de la población y sus actores sociales y empresariales hace la diferencia entre una potencia y un país que busca el desarrollo.
Comentarios
Publicar un comentario