Febrero de 2018
"Todos piensan que son parte del sistema, por tener la libertad de etiquetar a los que sí participan activamente"
"Hay algunos que se sienten con la capacidad de comentar lo que otros hacen, y no se dan cuenta que, nadie tiene el espíritu tan limpio como para juzgar a nadie"
"Los liderazgos no se expresan ni se presumen. Se construyen, se trabajan y se ponen a disposición de la ciudadanía en general para que está última, haga uso de ellos"
La condición individualista imperante en los últimos años, es la que ha impedido que los cambios del poder gubernamental se generen de una forma más constante. La trillada frase de cambio se ha venido consolidando como una alternativa, pero no necesariamente los nuevos son mejores y los viejos existentes pueden cambiar. Lo que sí es claro, es que los cambios generan una reconfiguración del poder y esto provoca que las decisiones y beneficios se vean reorientados hacia nuevos actores.
Y el párrafo anterior viene a discusión, considerando que lo que se debe analizar no es lo superfluo de tener mayores capacidades (que se debe tomar en cuenta, para aquellos que lo demuestran con hechos), sentirse mejor para gobernar o tener una mejor campaña mediática. Se debe de tener claro que las plataformas y los horizontes de mediano y largo plazo son las que deben definir la elección de un nuevo servidor público o un nuevo político a un cargo de elección.
Para lograr que estos puntos sean los que decidan a los servidores públicos, debemos imaginar un país con ciudadanos que tienen la capacidad de analizar las propuestas de los candidatos o candidatas, y que se dan el tiempo de leer plataformas electorales, analizar propuestas y preguntar por las posibles soluciones presentadas en campaña.
Una decisión que inicia en lo personal, se complementa en lo colectivo y se decide en lo nacional (vaya tricotomía a la que nos enfrentamos todos los días). Proceso al que hay que destinarle tiempo y espacio, para que las decisiones que se tomen el día de la elección vengan acompañadas de un análisis. Y evitar la denostación, categorización y encajonamiento por ser parte de un partido o seguidor de algún político, y debatir sobre propuestas, lineamientos y directrices a seguir en caso de ganar.
Por último, dejemos de asumirnos como inocentes que le creemos al candidato o candidata que va a resolver la problemática de la noche a la mañana, cuando las situaciones que se enfrentan son de saqueo, corrupción, presupuestos desviados, decisiones erróneas por años, procesos de consulta simulados, y una larga lista que podemos seguir acrecentando. La problemática es grande, pero no por ello debemos hacernos de que no existe.
Es momento de iniciar y sentar las bases e imaginar un país, un estado y un municipio diferente. La imaginación es el origen de UN CAMBIO, o, asumimos el reto de reorientar lo ya existente y que no ha dado resultados en las últimas décadas o no esperemos que or arte de la imaginación tendremos una vida diferente.
La globalización nos ha traído herramientas tecnológicas, cultura e instituciones mundiales, pero esta tendencia a la homogenización no ha disminuido al Estado (quizá reorientado en función de los intereses de grandes empresas), y por ello, lo nacional tiene una relevancia trascendental.
Lo nacional con un nuevo modelo económico y político, que siente las bases para una nueva redistribución del ingreso y que permita someter a los políticos y políticas a un seguimiento permanente de su ejercicio y sobre todo que no pierda de vista a os ciudadanos y ciudadanas que habitan en el territorio.
Lo nacional con un nuevo modelo económico y político, que siente las bases para una nueva redistribución del ingreso y que permita someter a los políticos y políticas a un seguimiento permanente de su ejercicio y sobre todo que no pierda de vista a os ciudadanos y ciudadanas que habitan en el territorio.
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